Desde hoy, 1 de abril, y sin asomo de broma, el gas natural en Bulgaria se ha encarecido en casi un 30 %. Pero no es Bulgaria el causante de este aumento récord sino el proveedor ruso, la empresa Gasprom que satisface el 90 % de la demanda de gas de Bulgaria. No cabe aquí detenernos en las razones que aduce la compañía rusa para este aumento tan drástico. Sería mejor ver la reacción búlgara y las consecuencias para las empresas y la ciudadanía del alza inaudita de los precios. En Bulgaria utilizan gas natural ante todo los sectores industriales, y la gasificación de los hogares se encuentra en una etapa de desarrollo muy incipiente y son todavía escasos los núcleos familiares que emplean gas. Sin embargo, los hogares se mantienen especialmente sensibles ante las oscilaciones de los precios del gas por la repercusión de éstos en la calefacción, la electricidad y gran número de productos de uso diario en cuya fabricación se utiliza gas. Y es que el aumento de los precios de estos bienes de consumo y servicios es inevitable porque el precio del gas influye directamente en ellos. Se trata de productos de primera necesidad como pan, leche, carne, frutas y hortalizas. No está muy claro si los productores y comerciantes nacionales van a incrementar ya estos días los precios de sus productos, o bien, esperarán un poco para ver cómo evolucionarán las cosas. Lo que, en cambio, está claro es que habrá un alza de los precios y esto no les agradará a los consumidores búlgaros que llevan ya varios años desacostumbrados de un aumento de los precios por la deflación permanente en el país. No es posible todavía augurar cómo los búlgaros acogerán estas esperadas alzas en cadena. En todos los casos, sin embargo, la situación nada envidiable del búlgaro medio y, sobre todo, de la gente de la tercera edad con sus míseras pensiones. Empeorará aún más y forzará a estas categorías de personas a que consuman menos. Este hecho será una amenaza directa para el crecimiento del PIB que hasta ahora obedecía mayormente al crecimiento del consumo.
A estas valoraciones pesimistas habrá que agregar otro aumento de los precios de productos básicos, el precio del agua potable -de momento sólo en la capital Sofía de 2 millones de habitantes-, el cual subirá desde hoy, 1 de abril, un 18 %. Esta auténtica cascada de alzas de precios no podrá dejar de provocar reacciones sociales con elementos políticos. El descontento popular se sumará a la precariedad política en las cúspides de la gestión del Estado, precariedad que se irá notando en Bulgaria en los meses posteriores a las elecciones parlamentarias anticipadas de las que no ha emergido un vencedor contundente capaz de gobernar en forma independiente este país. El vals de los precios y las inminentes e inevitables transacciones políticas entre bastidores no auguran nada bueno para el búlgaro medio que ya tiene el cinturón apretado a más no poder.
Versión en español por Mijail Mijailov
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