La pandemia de Covid−19 ha provocado una caída en picado del número de turistas extranjeros que habían planeado pasar sus vacaciones en Bulgaria. Al mismo tiempo, las restricciones impuestas a los viajes han sido freno para números búlgaros que se proponían pasar sus vacaciones en el extranjero.

Si bien con gran dosis de incertidumbre, tras el forzoso cierre durante dos meses –desde marzo hasta mayo− de sus instalaciones, los hoteles comenzaron a acoger huéspedes, aunque una buena parte de sus dueños no cree que sean capaces de cerrar el ejercicio con beneficios. Esto es válido, por igual, para los centros vacacionales de verano y para los destinos de turismo de SPA en Bulgaria. Allá la ocupación de las instalaciones se produce básicamente por vacaciones los fines de semana y esto, sumado a la falta de reservas para los próximos meses de octubre y noviembre, períodos tradicionales para las celebración de conferencias en salones de hoteles, genera en los dueños de balnearios preocupación también en cuanto al resultado de sus balances contables.

No obstante, los meses de julio y agosto para los destinos SPA búlgaros han sido considerados como fuertes, gracias principalmente a la afluencia a ellos de turistas nacionales. Por lo que hace al desarrollo del sector en su conjunto, Síyka Katsárova, presidenta de la Unión de Balneología y Turismo de SPA de Bulgaria, opina categórica que en todo el país existe un potencial para tal desarrollo. La condición para relanzarlo es que las autoridades locales conviertan este desarrollo en una de sus prioridades.

“Los destinos SPA se reparten en varios grupos, comenta a Radio Bulgaria Síyka Katsárova, y explica: Contamos con destinos reconocidos internacionalmente, otros de importancia local y destinos con potencial. Los centros que hacen que avance nuestro turismo de Salud son los bien familiares centros vacacionales de Albena, Santos Constantino y Elena, Arenas de Oro, Pomorie, Pável Baña, Jisarya, Kyustendil, Velingrad y Belchín, siendo este último un destino novedoso. También importan los centros de montaña de Pampórovo y Bórovets, muy apropiados para la climaterapia. En ellos, sin embargo, habría que esforzarse por promocionar más la temporada de verano, ya que es una época con potencial de llegar a ser incluso más fuerte que la de invierno”.

El fomento y el desarrollo del turismo de SPA reclaman asimismo un compromiso mucho más importante en este terreno por parte del Estado, que estructure una política de prevención sanitaria de la población. Uno de los buenos ejemplos en este sentido es la República Checa, donde el Estado ofrece a cada ciudadano checo 150 euros que éste sumará a los gastos gastos en los que incurrirá durante su estadía de seis días en un centro SPA nacional. Tales subsidios son igualmente posibles en Bulgaria, considera Síyka Katsárova y precisa:

”Hemos remitido sendas cartas sobre el tema a los ministros de Hacienda y de Turismo, hemos conversado con los sindicatos y las organizaciones de empleadores. Hace falta un pequeño cambio en la normativa que permita que con los bonos de comida los trabajadores puedan recibir otros de prevención sanitaria. De esta manera los empleadores se sentirán incentivados, y al decir empleadores, no me refiero exclusivamente a los empresarios del sector público, sino también a las compañías privadas. En base a un programa de este tipo, los centros SPA podrían funcionar a su plena capacidad, y no sólo en los meses de julio y agosto, si ofrecieran acertados programas. De esta manera será incentivado el turismo doméstico y se conservarán puestos de trabajo, lo cual es importante”. 

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: BGNES