En el día de hoy todo el mundo cristiano celebra la Santa Resurrección de Cristo. Para los pueblos ortodoxos este es el día más venerado, la Festividad por excelencia, que alaba la victoria de la vida sobre la muerte. En Bulgaria lo llamamos Velíkden (de velik - “grande, grandioso”, y den - “día”), porque para los búlgaros ortodoxos no hay mayor festividad que el suceso más importante para la humanidad.

El día de la Resurrección de Cristo todos los cristianos ortodoxos se saludan con la frase “¡Ha resucitado Cristo!” (Hristós Voskrése!), a lo que se responde con un “¡En verdad ha Resucitado!” (Voistinu Voskrése!). “Esta es la fiesta en que se basa la fe de todo cristiano, esté donde esté en el mundo”, así lo describía en una entrevista especial para Radio Bulgaria el metropolita Antonio, metropolita de Europa Occidental. “Porque, de no haber resucitado Jesucristo, entonces nuestra oración quedaría vacía, y nuestra fe sería vanidosa.”

“Esta base sólida y firme que nos da la Resurrección de Cristo ha llenado de alegría otro año más a millones de personas en todo el mundo cristiano”, anota Su Santidad.

En palabras del metropolita Antonio, nosotros, como cristianos ortodoxos, vivimos en la alegría de la Resurrección de Cristo durante toda nuestra vida, porque cada domingo, al cruzar el umbral de la iglesia, celebramos su Resurrección. Pero, para que resucite Jesucristo en las almas y los corazones de los creyentes, es necesario que ellos abran sus almas y sus corazones a la luz de la Resurrección del Hijo de Dios, y que esta les acompañe durante todos los días de su camino vital.

“Cristo resucita en nuestros corazones, en nuestras almas, para renovarnos y hacer que nos despojemos de nuestra vieja y pecadora naturaleza humana, y vestirnos de Cristo. No en vano una gran parte de los portadores de la virtud saludaban cada día con un “¡Ha resucitado Cristo!”. No es de extrañar, puesto que para los cristianos la festividad de la Resurrección de Cristo porta el significado fundamental de nuestra fe, y es por eso que nosotros vivimos el día a día en la luz de Su Resurrección, la llevamos con nosotros de Resurrección a Resurrección, y la esparcimos a nuestro alrededor para poder recibir en verdad la gracia y su fuerza en nuestro camino vital”.

En el mundo moderno a menudo olvidamos estos valores a causa de lo material y de la creciente tendencia a buscar las comodidades. Estas nos desvían de la necesidad que todo hombre tiene por naturaleza de buscar a Dios, y lo vuelven dependiente de las condiciones de un entorno hostil.

“Lamentablemente, al vivir en un mundo que nos inunda con su materialismo, donde la arrogancia, el poder, la crueldad parecen estar desplazando las virtudes y los valores cristianos básicos, y donde esta agresión que despunta por doquier intenta callar la voz Divina en nuestros corazones, tenemos cada vez una necesidad mayor de recordar los valores que Cristo nos ha legado: el sufrimiento, el amor, la caridad. La esperanza de la que siempre hablamos no sólo sostiene a las personas, sino que le da a cada hombre o mujer una razón para convertirse de un ser impotente ante sus pasiones y debilidades, en un ser fuerte y firme, elevándolos ante el rostro Divino de la gloria. Por eso necesitamos cada vez más de estas virtudes y valores, que embellecen nuestra alma y nos llenan de fuerza espiritual a lo largo de los años que se nos han dado aquí, en la tierra”.

Autor: Darina Grigorova

Versión en español: Alena Markova

Fotos: BGNES, Facebook/@M.Antoniij